Aspectos psicológicos (resiliencia y catastrofización) y los niveles de actividad física podrían determinar en gran medida la severidad de la fibromialgia.
La fibromialgia es una enfermedad que se caracteriza por dolor crónico generalizado. Además, la sintomatología varía entre pacientes. Por ejemplo, una persona puede dormir mal y sentirse muy cansada, pero a la vez no sufrir depresión mientras que, por el contrario, otra persona puede sufrir depresión pero dormir bien y ambas pueden tener fibromialgia. En la actualidad no se conoce la causa de la fibromialgia, por lo que su tratamiento se centra en reducir los síntomas asociados para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen la enfermedad.
En este trabajo, un grupo de autores internacionales, formado por investigadores de la Universidades de Jaén, Rey Juan Carlos de Madrid, Cádiz, Almería, Granada, Cork (Irlanda), Utrecht y el Hospital Universitario Erasmus de Róterdam (Países Bajos) analizaron qué factores se asocian con la severidad de la fibromialgia en una muestra de pacientes andaluces que participaron en el estudio al-Ándalus liderado por la Universidad de Granada. Esta información es relevante dado que, para poder diseñar tratamientos efectivos, un primer paso es entender tanto aquellos factores que pueden ser claves en la severidad de la fibromialgia como los posibles mecanismos. Los resultados del trabajo han sido publicados en la revista científica francesa Anales de Medicina Física y Rehabilitación (del inglés, Annals of Physical and Rehabilitation Medicine).
Una mayor resiliencia psicológica, menor catastrofización y más actividad física se asocian con una menor severidad de la fibromialgia a través de los siguientes mecanismos: mejor condición física y salud mental y menor fatiga.
Tradicionalmente, la ciencia y la medicina han centrado sus esfuerzos en el estudio de aspectos negativos de la salud como, por ejemplo, la depresión. Uno de los hallazgos más interesantes de este trabajo es que aspectos positivos como la resiliencia psicológica y los niveles de actividad física pueden ser determinantes en el impacto que la fibromialgia tiene en el día a día de los pacientes. Además, tanto la resiliencia como la actividad física, son factores que pueden modificare mediante terapias adecuadas como, por ejemplo, la terapia cognitivo conductual y el ejercicio físico. De hecho, cabe destacar que el ejercicio físico es la única terapia con una evidencia científica sólida para la fibromialgia según el Colegio Europeo de Reumatología (del inglés, European College of Rheumatology).
Firman este artículo, Manuel Pulido-Martos (Universidad de Jaén), Octavio Luque-Reca (Universidad Rey Juan Carlos), Víctor Segura-Jiménez e Inmaculada C. Álvarez-Gallardo (Universidad de Cádiz), Alberto Soriano-Maldonado (Universidad de Almería), Pedro Acosta-Manzano, Blanca Gavilán-Carrera y Manuel Delgado-Fernández (Universidad de Granada), Joseph G. McVeigh (Universidad de Cork, Irlanda), Rinie Geenen (Universidad de Utrecht, Países Bajos) y Fernando Estévez-López (Hospital Universitario Erasmus de Róterdam, Países Bajos).