¿Qué factores están asociados con la severidad de la fibromialgia?

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Aspectos psicológicos (resiliencia y catastrofización) y los niveles de actividad física podrían determinar en gran medida la severidad de la fibromialgia.

La fibromialgia es una enfermedad que se caracteriza por dolor crónico generalizado. Además, la sintomatología varía entre pacientes. Por ejemplo, una persona puede dormir mal y sentirse muy cansada, pero a la vez no sufrir depresión mientras que, por el contrario, otra persona puede sufrir depresión pero dormir bien y ambas pueden tener fibromialgia. En la actualidad no se conoce la causa de la fibromialgia, por lo que su tratamiento se centra en reducir los síntomas asociados para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen la enfermedad.

En este trabajo, un grupo de autores internacionales, formado por investigadores de la Universidades de Jaén, Rey Juan Carlos de Madrid, Cádiz, Almería, Granada, Cork (Irlanda), Utrecht y el Hospital Universitario Erasmus de Róterdam (Países Bajos) analizaron qué factores se asocian con la severidad de la fibromialgia en una muestra de pacientes andaluces que participaron en el estudio al-Ándalus liderado por la Universidad de Granada. Esta información es relevante dado que, para poder diseñar tratamientos efectivos, un primer paso es entender tanto aquellos factores que pueden ser claves en la severidad de la fibromialgia como los posibles mecanismos. Los resultados del trabajo han sido publicados en la revista científica francesa Anales de Medicina Física y Rehabilitación (del inglés, Annals of Physical and Rehabilitation Medicine).

Una mayor resiliencia psicológica, menor catastrofización y más actividad física se asocian con una menor severidad de la fibromialgia a través de los siguientes mecanismos: mejor condición física y salud mental y menor fatiga.

Tradicionalmente, la ciencia y la medicina han centrado sus esfuerzos en el estudio de aspectos negativos de la salud como, por ejemplo, la depresión. Uno de los hallazgos más interesantes de este trabajo es que aspectos positivos como la resiliencia psicológica y los niveles de actividad física pueden ser determinantes en el impacto que la fibromialgia tiene en el día a día de los pacientes. Además, tanto la resiliencia como la actividad física, son factores que pueden modificare mediante terapias adecuadas como, por ejemplo, la terapia cognitivo conductual y el ejercicio físico. De hecho, cabe destacar que el ejercicio físico es la única terapia con una evidencia científica sólida para la fibromialgia según el Colegio Europeo de Reumatología (del inglés, European College of Rheumatology).

Firman este artículo, Manuel Pulido-Martos (Universidad de Jaén), Octavio Luque-Reca (Universidad Rey Juan Carlos), Víctor Segura-Jiménez e Inmaculada C. Álvarez-Gallardo (Universidad de Cádiz), Alberto Soriano-Maldonado (Universidad de Almería), Pedro Acosta-Manzano, Blanca Gavilán-Carrera y Manuel Delgado-Fernández (Universidad de Granada), Joseph G. McVeigh (Universidad de Cork, Irlanda), Rinie Geenen (Universidad de Utrecht, Países Bajos) y Fernando Estévez-López (Hospital Universitario Erasmus de Róterdam, Países Bajos).

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Condición física y calidad de vida en pacientes trasplantados de riñón: estudio de casos-control

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La forma física, fuerza y masa muscular y calidad de vida de personas trasplantadas de riñón está disminuida, situación que podría conllevar un mayor riesgo para su salud.

El objetivo del estudio fue analizar los niveles de forma física, estructura muscular y calidad de vida de adultos con trasplante de riños y adultos sanos.
Pacientes y métodos: En este estudio participaron 16 trasplantados renales y 21 controles. Se evaluó la forma física, la fuerza isocinética de flexión y extensión de rodilla, así como el cuestionario de calidad de vida SF-36. Además, se realizó una ecografía muscular para analizar la estructura muscular.

Se observaron valores inferiores en el grupo de trasplantados en los test de agilidad y sentarse y levantarse de la silla (p < 0,001) y en todos los parámetros de estructura muscular, fuerza y potencia. Los pacientes evaluaron peor su calidad de vida en todos los niveles, encontrándose diferencias significativas con respecto a los pacientes en los dominios de función física, rol físico, salud general y la función social (p < 0,001). Discusión:

Firman este artículo, por parte:

Sonsoles Hernández Sánchez a,∗, Juan J. Carrerob, David García López c, Juan Azael Herrero Alonso c,d, Héctor Menéndez Alegre c,d y Jonatan R. Ruiz.

a Grupo de Investigación PROmoting FITness and Health through physical activity (PROFITH), Departamento de Educación Física y Deportiva, Facultad de Ciencias del Deporte, Universidad de Granada, Granada, España

b Renal Medicine and Baxter Novum, CLINTEC, Karolinska Institutet, Estocolmo, Suecia

c Laboratorio de Fisiología, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Europea Miguel de Cervantes, Valladolid, España

d Centro de Investigación en Discapacidad Física, Valladolid, España

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Análisis profundo de las intervenciones para promover el desplazamiento al centro educativo

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El desplazamiento activo al colegio, es decir, caminar o montar en bicicleta, se conoce como una posible vía para aumentar la actividad física diaria de los más jóvenes, proporcionando una alternativa a las formas de actividad física más tradicionales, como el deporte o el ejercicio. El transporte escolar activo se ha propuesto como una estrategia interesante para aumentar la actividad física diaria en los jóvenes, con el beneficio adicional de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes.

A pesar de los beneficios demostrados por este comportamiento saludable, los estudios longitudinales realizados en las últimas décadas han mostrado una disminución en las tasas de transporte activo principalmente debido a barreras como la distancia desde el hogar a la escuela o las decisiones familiares.

En 2011, una revisión sistemática de 14 estudios de intervención para promover este comportamiento concluyó que se deben de realizar más investigaciones para evaluar más las intervenciones y determinar las estrategias más exitosas para aumentar el transporte activo a la escuela. En consecuencia, investigadores de la Universidad de Granada, en colaboración con el Departamento de Epidemiología de la Universidad de Carolina del Norte (EE. UU.), llevaron a cabo una actualización de esta revisión anterior publicada en 2011 por Chillón y col, publicando la revisión en la revista Preventive Medicine, una revista académica internacional que publica artículos originales sobre la ciencia y la práctica de la prevención de enfermedades, la promoción de la salud y la formulación de políticas de salud pública

Los investigadores concluyen que la mayoría de los estudios de intervención (21/23) que versan sobre la promoción del desplazamiento activo al centro educativo indicaron una baja calidad en la metodología del estudio, así como un tamaño del efecto bajo. Estel estudio de revisión sistemática puede ayudar a los investigadores y profesionales que deseen crear estrategias futuras para promover este comportamiento y comprender los efectos de los programas de intervención en los niños que utilizan el transporte activo a la escuela.

Este artículo está firmado por UGR, los investigadores Emilio Villa-González, Yaira Barranco Ruiz y Palma Chillón (autor principal), además de Kelly Evenson, de la Universidad de Carolina del Norte.

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Hacer ejercicio físico aumenta la tasa de niños con sobrepeso “respondedores” para la mejora de la grasa hepática

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Incluir ejercicio físico en una intervención de educación en estilos de vida saludables aumentó el número de niños que mejoraron el porcentaje de grasa hepática y su composición corporal

El 54% de los niños que participaron en las sesiones de ejercicio físico redujeron de forma significativa el porcentaje de grasa hepática, frente al 34% de los niños que únicamente participaron en el programa de educación en estilos de vida saludables 

Las intervenciones de ejercicio físico y de estilo de vida han demostrado ser eficaces en la reducción de masa grasa, riesgo cardiovascular y grasa hepática en jóvenes. Por ello, se recomiendan como estrategia en el tratamiento de la obesidad infantil, una pandemia global que afecta a más del 40% de los jóvenes en España. 

Sin embargo, tras formar parte de una determinada intervención, no todos los participantes mejoran todos los parámetros. Mientras que algunos participantes mejoran uno o más parámetros tras la intervención (denominados como “respondedores”), otros participantes no mejoran de forma significativa, o incluso podrían empeorar dichos parámetros, (llamados “no respondedores” a la intervención). “Generalmente los estudios reportan los beneficios de la media del grupo o de cada grupo de la intervención, pero no cuentan qué ocurre a nivel individual, qué pasa con cada uno de los participantes”- cuenta María Medrano, autora de un reciente artículo publicado en la revista “Pediatric Diabetes”, el cual además formó parte de su reciente tesis doctoral.

En este trabajo de investigación, se comparó el número de respondedores para la grasa hepática, el peso, la adiposidad total y abdominal y la enzima hepática GGT tras dos intervenciones diferentes. “Por un lado, la mitad de los niños participaron en un programa familiar de educación en estilos de vida y psicoeducación de 22 semanas de duración, el cual consistía en una serie de sesiones y talleres bimensuales. La otra mitad de los niños, además de acudir a estas mismas sesiones de educación en estilos de vida y psicoeducación, acudían tres veces por semana a hacer ejercicio físico supervisado en forma de juegos, diseñados para tratar de realizarlos el mayor tiempo posible a alta intensidad. En total participaron más de 120 familias en los 3 años que duró el estudio” – cuenta la investigadora del grupo de investigación ELIKOS (ELikadura, arIKeta fisikoa eta Osasuna: Nutrición, Actividad Física y Salud) del Instituto IS-FOOD y responsable de las sesiones de ejercicio, María Medrano.

Tras participar en la intervención que incluía ejercicio físico, el 54% de los niños redujeron de forma significativa o fueron respondedores para la grasa hepática, el 90% para la adiposidad total y el 69% para la GGT. Sin embargo, el número de respondedores en el grupo que participó en la intervención que no incluía ejercicio físico fue significativamente menor para todas las variables anteriores (34% para la grasa hepática, 60% para la adiposidad total y 39% para la GGT). Además, parece ser que las mejoras de la condición física cardiorrespiratoria podrían explicar, en parte, las diferencias entre los respondedores y no respondedores para algunas de las variables estudiadas.

Los autores de esta publicación, que trabajan en la Universidad Pública de Navarra y la Universidad de Granada, destacan la importancia de promover este tipo de intervenciones como parte del tratamiento de la obesidad infantil y de sus complicaciones asociadas como la esteatosis hepática no alcohólica, un importante factor de riesgo para el desarrollo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares o futuras complicaciones hepáticas, cuya incidencia se ha disparado en la población pediátrica debido a la obesidad infantil y los estilos de vida que llevan actualmente los jóvenes.

¿De qué intervención se beneficiaría un mayor número de personas?

El objetivo de este tipo de enfoque de investigación centrado en el número de respondedores es encontrar aquel tipo de intervención con el cual la mayor parte de los participantes obtendría beneficios para su salud tras participar en ella.

El trabajo publicado en la citada revista de pediatría demuestra que incluir ejercicio físico en un programa de tratamiento de la obesidad infantil repercute positivamente en el número de niños que se benefician de participar en dicho programa. “Los resultados de este trabajo muestran que un mayor número de niños con sobrepeso u obesidad redujeron de forma significativa el porcentaje de grasa hepática, el peso corporal, la adiposidad total y abdominal y la enzima hepática GGT tras participar en la intervención que además de un programa educativo de estilos de vida saludables y psicoeducación, incluyó ejercicio físico supervisado”- indica María Medrano.

Firman este artículo, por parte de la UPNA, las investigadoras Idoia Labayen, Lide Arenaza Etxeberria y Robinson Ramírez-Vélez además de la ya citada María Medrano. Junto a ellas, han participado Jonatan Ruiz Ruiz y Francisco B. Ortega Porcel, por parte de la Universidad de Granada.

Impacto de la ingesta de leche sobre el rendimiento y la recuperación muscular: una revisión sistemática

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No se puede determinar si la leche de vaca tiene un efecto positivo sobre el rendimiento del ejercicio y en la recuperación muscular.

La gran heterogeneidad en la ingesta (tanto la cantidad como el momento de esta), el tipo de ejercicio realizado y la diversidad en los resultados observados no nos permiten determinar si la ingesta tiene un efecto sobre el rendimiento y la recuperación.

A pesar de los resultados contradictorios observados, la ingesta de productos lácteos, como la leche de vaca, en gran medida debido a sus propiedades nutricionales, a su relativo bajo precio y a la gran disponibilidad y facilidad de encontrarlos en los supermercados los hacen una opción interesante, tanto para deportistas profesionales como recreacionales. Cabe destacar que algunos de los estudios incluidos sí que encontraron resultados positivos en la recuperación muscular, en el rendimiento físico o en ambos, como así lo recoge esta revisión sistemática publicada en la revista científica “Journal of the International Society of Sports Nutrition”.

Los autores de esta publicación, que trabajan en las universidades de Granada y en la Universidad Pública de Navarra, destacan la importancia de consumir productos lácteos en personas físicamente activas, especialmente leche de vaca, siempre que no existan contraindicaciones (como alergias y/o intolerancias) que imposibiliten su ingesta.

Firman este artículo, por parte de la Universidad de Granada, los investigadores Juan Manuel Alcántara Alcántara, Guillermo Sánchez Delgado, Borja Martínez Téllez y Jonatan Ruiz Ruiz. Junto a ellos, ha participado la investigadora Idoia Labayen de la Universidad Pública de Navarra.

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PMID: 31060583 

PMCID: PMC6503439 

DOI: 10.1186/s12970-019-0288-5

Influencia del ejercicio sobre la microbiota intestinal humana en adultos sanos: revisión sistemática

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Realizar altos niveles de actividad física así como presentar una buena condición aeróbica se asocia con una mayor diversidad y composición de la microbiota intestinal en adultos sanos. 

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han realizado una revisión de la literatura científica internacional con el objetivo de conocer  si la realización de actividad física y ejercicio pueden mejorar la composición de la microbiota intestinal en adultos sanos

Los humanos vivimos en simbiosis con diferentes tipos de microorganismos. Los microorganismos más representativos en el intestino humano son: Firmicutes (60%–65%), Bacteroidetes (20%–25%) y Proteobacteria (5%–10%). Es importante que haya un equilibrio microbiano intestinal, ya que está relacionado con nuestra salud; esto se denomina “Eubiosis”. Sin embargo un desequilibrio microbiano, conocido como “Disbiosis”, está presente en diversas patologías, como obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. En modelos animales se ha visto que el ejercicio restaura el estado de eubiosis, es decir el equilibrio microbiano, mejorando así su salud.

 En esta revisión sistemática se recogen los resultados de 18 artículos: 9 estudios observacionales, donde se mide la actividad y condición física, 4 estudios con intervención de ejercicio de corta duración y 5 estudios con intervención de ejercicio de media o larga duración, en adultos sanos. Los resultados muestran una asociación positiva entre la actividad física y la condición aeróbica sobre la diversidad y composición microbiana, mientras que las intervenciones en ejercicio parece que influyen positivamente en la composición microbiana. Sin embargo hay que destacar la heterogeneidad de los estudios examinados. 

Los autores de esta publicación, que trabajan en las universidades de Granada y Leiden destacan la importancia de promover cambios en la composición de la microbiota intestinal a través de la realización de ejercicio físico como parte de un tratamiento no farmacológico para mejorar la salud. 

Firman este artículo, por parte de la Universidad de Granada, las investigadoras Lourdes Ortiz Álvarez y Huiwen Xu. Junto a ellas, ha participado Borja Martínez Téllez (Leiden University Medical Center). 

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Interpretar la forma física de los preescolares es posible gracias al proyecto PREFIT

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Investigadores de la UGR lideran el proyecto PREFIT (Evaluación del FITness en PREescolares), un proyecto multicéntrico en 10 ciudades españolas, que ha proporcionado valores de referencia para la condición física en preescolares. 

Los resultados han sido publicados en la revista Journal of Science and Medicine in Sport, unas de las mejores revistas en Ciencias del Deporte. 

Los investigadores han evaluado la condición física y antropometría a más de 3000 preescolares españoles gracias a un proyecto multicéntrico, el Proyecto PREFIT, liderado por la Universidad de Granada que cuenta con la colaboración de la Universidad de Cádiz, Universidad de Almería, Universidad de Castilla La-Mancha, Universidad Politécnica de Madrid, Universidad Jaume I, Universidad Pública de Navarra, Universidad de Zaragoza, Universidad de las Islas Baleares y la Universidad de las Palmas de Gran Canaria.

Evaluación de la condición física

¿Sabías que puedes evaluar la capacidad aeróbica, fuerza, velocidad-agilidad y equilibrio en niños de 3 a 5 años? ¿Lo has hecho ya y no sabes cómo interpretarlos? Investigadores de la Universidad de Granada y colaboradores han llevado a cabo una investigación pionera a nivel mundial en preescolares (3-5 años) españoles, proporcionando valores de referencia por grupo de edad y sexo. Otro hallazgo importante fue que las diferencias en la condición física ya existían en niños y niñas de 3 años y eran mayores conforme aumentaba la edad.

“Evaluar la condición física en niños de 3 a 5 años es un reto, pero no por ser lo más jóvenes son menos importantes. De ahí surgió la necesidad de crear un conjunto de test que evaluaran la forma física de los preescolares y el proyecto PREFIT” señala Francisco B. Ortega, profesor del departamento de Educación Física y Deportiva en la Facultad de Ciencias del Deporte, ultimo autor del trabajo, e investigador principal del proyecto PREFIT. 

Cristina Cadenas-Sanchez, investigadora postdoctoral, Project manager del proyecto PREFIT y primera autora del trabajo, afirma que “Estos resultados sirven de gran ayuda para todos los profesionales relacionados con la salud, deporte y educación ya que les permite identificar a aquellos preescolares con muy baja forma física y ayudarles a mejorarla para tener una buena salud en el futuro”.

Por tanto, los investigadores de la Universidad de Granada concluyen que “el mensaje final que queremos difundir es que debemos ser activos para tener una buena forma física ya desde los 3 años”.

Firman este artículo, además de los ya citados, Jonatan Ruiz Ruiz y Borja Martínez-Téllez (ambos de la Universidad de Granada), Tim Intemann (Universidad de Bremen), Idoia Labayen (Universidad Pública de Navarra), Ana B. Peinado (Universidad Politécnica de Madrid), Josep Vidal-Conti (Universidad de las Islas Baleares), Joaquín Sanchis-Moysi (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria), Diego Moliner-Urdiales (Universidad Jaume I), Manuel A. Rodríguez Pérez (Universidad de Almería), Jorge Cañete García-Prieto (Universidad de Castilla-La Mancha), Jorge del Rosario Fernández-Santos (Universidad de Cádiz), Germán Vicente-Rodríguez (Universidad de Zaragoza), y Marie Löf (Instituto Karolinska). 

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La fuerza muscular, pero no el fitness cardiorespiratorio se asocia positivamente con el tejido adiposo pardo.

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La fuerza muscular parece estar relacionada con la actividad de este novedoso tejido metabólicamente activo en humanos. 

El tejido adiposo pardo (TAP) es metabólicamente activo en humanos, aunque se desconoce cuál es la relación de este tejido con el ejercicio físico. El principal objetivo de este estudio fue analizar la relación que existe entre los niveles de capacidad física (fuerza muscular y condición cardiorespiratoria) con los niveles de TAP en adultos jóvenes.

El presente estudio encontró que no existe relación entre la condición cardiorespiratoria de la persona y sus niveles de TAP. Sin embargo, se observó que la fuerza muscular podría estar relacionada con los niveles de TAP del individuo, aunque estas asociaciones son débiles y podrían estar explicadas por otros factores.

En definitiva, este estudio resalta la importancia de seguir estudiando cuál es el rol de este interesante tejido en el metabolismo energético de humanos ya que aún se desconoce su función.

Firman este artículo, por parte de la Universidad de Granada, los investigadores Borja Martinez-Tellez, Guillermo Sanchez-Delgado, Franciso Amaro-Gahete, Francisco M. Acosta y Jonatan Ruiz.

La respuesta de la temperatura de la piel ante una ingesta liquida es diferente entre hombres y mujeres

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Las mujeres son capaces de disipar una mayor cantidad de calor por la piel en comparación con los hombres

Para esta infografía publicamos una nota de prensa en español:

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Firman este artículo, por parte de la Universidad de Granada, los investigadores Borja Martinez-Tellez, Lourdes Ortiz-Alvarez, Guillermo Sanchez-Delgado, Huiwen Xu, Francisco M. Acosta, Elisa Merchan-Ramirez, Victoria Muñoz-Hernandez, Wendy Martinez-Avila, Miguel Contreras-Gomez, Angel Gil y Jonatan Ruiz. Junto a ellos ha participado Idoia Labayen de la Universidad de Navarra.

Barreras de los padres para el desplazamiento activo de sus hijos. Revisión sistemática.

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Se realizó una revisión de la literatura científica internacional con el objetivo de conocer las principales barreras que perciben los padres para dejar que sus hijos/as se desplacen de forma activa al colegio, es decir, andando o en bicicleta. 

En esta revisión se identificaron 27 estudios y se creó una categorización definiendo tres tipos: Ambiental, personal y social. Las barreras ambientales hacen referencia al entorno construido por el ser humano, como puede ser un bloque de edificios o un carril bici. Las barreras personales hacen referencia a los propios horarios de trabajo y escolares o la conveniencia de llevar a los hijos al centro escolar. Y las barreras sociales incluyen la ausencia de otros niños de camino al colegio o de otros adultos.  

Las principales barreras que los padres de los niños de Educación Primaria perciben para el desplazamiento activo de sus hijos/as son referidas al entorno construido y en segundo lugar el tráfico. Sin embargo, los padres de adolescentes perciben como barreras el entorno construido, al igual que los padres de los niños, y la distancia. Por tanto, los padres de niños y de adolescentes ven como principales problemas la construcción de la ciudad que nos rodea, la distancia o el tráfico.

Para mejorar estas percepciones de los padres es necesario actuar con dos estrategias: a) realizar cambios a nivel de entorno para ofrecer más seguridad a los padres, con actuaciones de mejora y ensanchamiento de aceras o implementación de carriles bicis y b) educar a los padres y sus hijos para reducir estas barreras percibidas y aumentar la confianza en el entorno provocando un cambio comportamental participando en pedibus o bicibus. Es una responsabilidad de todos el conseguir que nuestros hijos/as sean lo más activos posibles por una sociedad con mayor salud y bienestar, así como para el desarrollo físico y personal de nuestros escolares.

Firman este artículo, por parte de la UGR, los investigadores María Jesús Aranda-Balboa, Francisco Javier Huertas-Delgado, Manuel Herrador-Colmenero, Palma Chillón Garzón. Junto a ellos ha participado la investigadora Greet Gardon (Universidad de Gante).

Aranda-Balboa, M. J., Huertas-Delgado, F. J., Herrador-Colmenero, M., Cardon, G., & Chillón, P. (2019). Parental barriers to active transport to school: a systematic review. International journal of public health, 1-12.

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El fitness cardiorrespiratorio podría condicionar los procesos de inflexibilidad metabólica durante el ejercicio en individuos con obesidad

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La máxima capacidad de oxidar grasas durante el ejercicio es considerada un potencial marcador de flexibilidad metabólica durante el ejercicio.

Las personas con obesidad sufren de inflexibilidad metabólica, pero aquellos individuos que presentan altos niveles de fitness cardiorrespiratorio parecen estar relativamente protegidos de esta inflexibilidad metabólica a pesar de la obesidad.

La obesidad es un importante problema de salud pública y uno de los factores de riesgo más importantes de mortalidad por cualquier causa. Tradicionalmente, se ha descrito que las personas obesas sufren de inflexibilidad metabólica, la cual se caracteriza por una reducción de la oxidación de las grasas por parte del músculo esqueléticos en condiciones de ayuno y en estado posprandial. Los resultados obtenidos por un reciente artículo de investigación publicado en “The Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism” mostraron que los sujetos obesos presentan una oxidación de grasas máxima más baja durante el ejercicio que aquellos individuos que tienen normopeso.

“Sin embargo, las personas con obesidad que presentan mayores niveles de aptitud cardiorrespiratoria también mostraron mayores niveles de oxidación máxima de grasas durante el ejercicio. Por lo tanto, la aptitud cardiorrespiratoria puede considerarse como un factor cardiometabólico protector en sujetos obesos”, describe Jonatan R. Ruiz, responsable del grupo de investigación PROFITH, Universidad de Granada.

Los autores de esta publicación, que trabajan en la Universidad de Castilla-La Mancha, además de en la Universidad de Granada, destacan la importancia de promover intervenciones de ejercicio físico para mejorar tanto la flexibilidad metabólica como los niveles de fitness cardiorrespiratorio como parte del tratamiento de la obesidad.

Firman este artículo, por parte de la Universidad de Granada, los investigadores Francisco J. Amaro-Gahete y Guillermo Sánchez-Delgado, además del ya citado Jonatan R. Ruiz. Junto a ellos, ha participado Ignacio Ara Rollo de la Universidad de Castilla-La Mancha.

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Tesis GestaFit

Tesis_GestaFit

Hoy os deseamos un buen domingo con este video.Lidia Romero, cuenta como preparadora física de Gestafit – Proyecto de Investigación liderado por la Dra. Virginia Aparicio, la importancia de entrenar durante el embarazo pero también que "NO TODO VALE", ni tampoco que "CUALQUIERA TE ENTRENE".Hemos extraído esta síntesis del programa #Tesis de Andalucía de Televisión, donde se subraya esta importancia.Nos quedamos con las palabras de la Dra. Virginia Aparicio: "Lo que nos parece mandatorio, casi obligado es que toda mujer que quede embarazada, aumente sus niveles de AF y si es posible que siga un programa de entrenamiento….Llevados por Lic/Grados en CCAFyD y con formacion especialista en embarazo y post-parto.

Posted by OWA-Formación y Entrenamiento on Sunday, 18 November 2018

Fuente del vídeo OWA Formación y entrenamiento

Jonatan Ruiz, un experto en salud y deporte con el reto de prevenir enfermedades como la diabetes

Desde que acudió a clase de Fisiología del Deporte cuando estaba en la carrera, se enamoró de esa relación entre salud y deporte. Desde entonces Jonatan Ruiz no ha dejado de investigar en ese terreno. Recientemente ha recibido el premio Joven Investigador de la Fundación AstraZeneca, una organización sin ánimo de lucro de apoyo a médicos e investigadores, tras competir con otras 71 candidaturas de 10 comunidades autónomas diferentes. Desde la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada investiga el efecto del ejercicio sobre la activación de algunos tejidos y la regulación de niveles de glucosa para prevenir enfermedades como la diabetes. Entre sus estancias internacionales destaca la que tuvo en Suecia en el Instituto Karolinska.

Texto y vídeo de Historias de luz

Estudio FIT-AGEING. El ejercicio físico incrementa los niveles plasmáticos de proteína S-Klotho en adultos sedentarios de mediana edad

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El objetivo de este trabajo fue estudiar el efecto de distintos programas de ejercicio sobre los niveles plasmáticos de proteína Klotho (S-Klotho) en adultos sedentarios de mediana edad. 

Participaron un total de 74 individuos que fueron distribuidos aleatoriamente en un grupo control (no ejercicio) y 3 grupos experimentales: (i) ejercicio según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, (ii) ejercicio interválico de alta intensidad (HIIT) y (iii) HIIT + electroestimulación global. 

Todas las modalidades de ejercicio mejoraron S-Klotho, y dichos cambios se asociaron positivamente a los cambios en masa magra y negativamente a los cambios en masa grasa.


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Efectos adicionales del ejercicio en la grasa hepática

Modificar los estilos de vida es “una estrategia eficaz” para tratar el hígado graso pediátrico,

La intervención, que combina educación en hábitos saludables y ejercicio físico, redujo la grasa hepática un 20% en casi seis meses

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La modificación de los estilos de vida es “una estrategia terapéutica eficaz” para tratar el hígado graso pediátrico, una patología cuya incidencia afecta a casi el 8% de la población infantil y al 35-40% de los menores con sobrepeso u obesidad. Así, lo recoge un artículo de investigación que acaba de ser publicado en la revista “Diabetes Care” de la Asociación Americana de la Diabetes.

“Los efectos de la intervención multidisciplinar, que combina educación en estilos de vida saludables y ejercicio físico, fueron clínicamente relevantes, ya que la reducción de la grasa hepática fue del 20% en solo 22 semanas”, describe Idoia Labayen Goñi, resposable del grupo de investigación ELIKOS (ELikadura, arIKeta fisikoa eta Osasuna: Nutrición, Actividad Física y Salud) del Instituto IS-FOOD.

Los autores de esta publicación, que trabajan en las universidades de Castilla-La Mancha, Granada y País Vasco, además de en la UPNA, destacan la importancia de promover este tipo de intervenciones como parte del tratamiento de la obesidad infantil.

“La incidencia de hígado graso pediátrico se ha disparado en las últimas dos décadas como consecuencia de la epidemia de obesidad infantil —afirma Idoia Labayen, profesora del Departamento de Ciencias de la Salud—. La Organización Mundial de la Salud estima que, en el año 2025, un total de 38 millones de niños en todo el mundo tendrán esteatosis hepática o hígado graso”. Esta patología es un importante factor de riesgo de desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 y enfermedad cardiovascular. “Además, el progreso de la enfermedad puede dar lugar a cirrosis hepática y eleva el riesgo de carcinoma hepático”, apunta la investigadora.

Vida saludable y ejercicio físico

El trabajo publicado en la citada revista norteamericana de endocrinología y metabolismo demuestra que la modificación de los estilos de vida es “una estrategia terapéutica eficaz” en el tratamiento del hígado graso. “En este trabajo, se compararon los efectos sobre la grasa hepática de un programa de educación familiar en estilos de vida saludables, reforzado con psico-educación, con otro que, además del programa educativo, incluía ejercicio físico —indica Idoia Labayen—. Los resultados muestran que los dos programas reducen la grasa corporal y la resistencia a la insulina, y mejoran los hábitos dietéticos y la salud psicológica de los niños, pero que solo el grupo que participó en el programa completo, que incluía educación en hábitos de vida saludables y ejercicio físico, logró reducir la grasa hepática”.

Firman este artículo, por parte de la UPNA, las investigadoras Lide Arenaza Etxeberria, María Medrano Echeverría y Maddi Osés Recalde, además de la ya citada Idoia Labayen. Junto a ellas, han participado Edurne Maiz Aldalur (Universidad del País Vasco), Jonatan Ruiz Ruiz y Francisco B. Ortega Porcel (ambos, de la Universidad de Granada) y Vicente Martínez-Vizcaíno (Universidad de Castilla-La Mancha).


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Condición física e Índice de Masa Corporal durante la adolescencia e incapacidad en el futuro

Los adolescentes obesos y con baja forma física tienen más riesgo de tener una jubilación temprana por enfermedad incapacitante

Así se desprende de un estudio internacional liderado por la Universidad de Granada y el Instituto Karolinska de Suecia, que ha realizado un seguimiento longitudinal durante 30 años a un millón de adolescentes varones en Suecia

Los resultados se publican hoy en la revista Annals of Internal Medicine, una de las mejores revistas médicas del mundo

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 Los adolescentes obesos y con una baja forma física tienen un mayor riesgo de tener en el futuro una jubilación temprana debida a una enfermedad incapacitante. Así se desprende de un estudio internacional liderado por la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto Karolinska de Suecia, cuyos resultados se publican hoy en la revista Annals of Internal Medicine, una de las mejores revistas médicas del mundo.

Los investigadores han realizado un seguimiento a más de un millón de adolescentes varones de Suecia durante un periodo medio de 30 años, analizando también el efecto combinado entre una baja capacidad aeróbica y un alto índice de masa corporal.

Los resultados demuestran que ambos son factores de riesgo independientes de tener una jubilación temprana debida a enfermedad crónica o severa, como enfermedades psiquiátricas, enfermedad cardiovascular, musculoesquelética o del sistema nervioso.

En el otro lado de la balanza, los adolescentes con menos riesgo de tener una jubilación temprana por estos motivos fueron aquellos en buena forma física y con normo-peso.

Francisco B. Ortega, profesor del departamento de Educación Física y Deportiva en la Facultad del Deporte de la Universidad de Granada y coautor del trabajo, afirma que “estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la salud pública, ya que demuestran que mantener una buena condición física, especialmente capacidad aeróbica, no solo tiene un gran impacto sobre la salud, sino que además tiene un impacto social y económico, al ligarlo a las pensiones tempranas por enfermedad”.

“Esto es especialmente relevante en España, uno de los países con mayor expectativa de vida del mundo y por tanto uno de los países que afronta y afrontará el difícil reto de una población envejecida. Un reto que se verá agravado o atenuado si se tienen más o menos jubilaciones tempranas debidas a enfermedades crónicas y severas”, asegura. Ortega.

Las enfermedades psiquiátricas, a la cabeza

De entre todas las enfermedades que dieron lugar a la concesión de una jubilación temprana, las enfermedades de tipo psiquiátrico fueron las más frecuentes. Curiosamente, “uno de los hallazgos más novedosos e impactantes de este estudio, es que el riesgo de una persona con una muy baja capacidad aeróbica de tener una pensión debida a enfermedad psiquiátrica es mayor incluso que el que tendría una persona con obesidad mórbida obesidad tipo III”, señala Pontus Henriksson, primer autor de este trabajo, que se inició y desarrolló principalmente durante sus dos años de estancia posdoctoral en la Universidad de Granada, bajo la tutela del profesor Ortega.

Otro hallazgo importante fue que aquellas personas que tenían obesidad, pero mantenían un nivel de capacidad aeróbica moderado o alto (la llamada paradoja “fat but fit”, ver https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=28583992), tuvieron un menor riesgo de tener una enfermedad psiquiátrica conducente a una jubilación temprana que aquellas personas que tenían un peso normal (índice de masa corporal entre 18.5 y 24.9 kg/m2) pero tenían una baja capacidad aeróbica.

Estos resultados arrojan más evidencia a la hipótesis de que “estar delgado puede no ser suficiente para estar sano, un nivel de capacidad aeróbica medio-alto debe ser fomentado en todos los casos, independientemente del peso de la persona”, afirma Francisco B. Ortega.

Una de las principales limitaciones del estudio es que fue realizado sólo en varones, por lo que no se puede saber si las conclusiones del estudio son directamente extrapolables a mujeres, aunque hay otro tipo de estudios que han observado que el valor predictivo de la capacidad aeróbica en la enfermedad futura es consistente en hombres y mujeres.

Es importante también destacar que tanto el nivel de condición física, como la obesidad, como otros factores de riesgo clásico (tener el colesterol alto, hipertensión, etc.) todos ellos tienen un importante componente genético, pero a pesar de ello todos estos factores son susceptibles de ser modificados con un estilo de vida más saludable, incluyendo el ejercicio físico y una apropiada nutrición.

Por todo ello, el mensaje final que se desprende de este estudio es que “ser activo para estar en buena forma física ya desde etapas tempranas como es la adolescencia, es tan importante para la salud futura (si no más) como mantener un peso saludable”, concluye el investigador de la UGR

Referencia bibliográfica

Pontus Henriksson, PhD; Hanna Henriksson, PhD; Per Tynelius, MSc; Daniel Berglind, PhD; Marie Löf, PhD; I-Min Lee, MBBS, ScD; Eric J. Shiroma, ScD; Francisco B. Ortega, PhD. Fitness and Body Mass Index During Adolescence and Disability Later in Life: A Cohort Study. Annals of Internal Medicine, 2019 [Epub ahead of print].


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