Realizar altos niveles de actividad física así como presentar una buena condición aeróbica se asocia con una mayor diversidad y composición de la microbiota intestinal en adultos sanos.
Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han realizado una revisión de la literatura científica internacional con el objetivo de conocer si la realización de actividad física y ejercicio pueden mejorar la composición de la microbiota intestinal en adultos sanos
Los humanos vivimos en simbiosis con diferentes tipos de microorganismos. Los microorganismos más representativos en el intestino humano son: Firmicutes (60%–65%), Bacteroidetes (20%–25%) y Proteobacteria (5%–10%). Es importante que haya un equilibrio microbiano intestinal, ya que está relacionado con nuestra salud; esto se denomina “Eubiosis”. Sin embargo un desequilibrio microbiano, conocido como “Disbiosis”, está presente en diversas patologías, como obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. En modelos animales se ha visto que el ejercicio restaura el estado de eubiosis, es decir el equilibrio microbiano, mejorando así su salud.
En esta revisión sistemática se recogen los resultados de 18 artículos: 9 estudios observacionales, donde se mide la actividad y condición física, 4 estudios con intervención de ejercicio de corta duración y 5 estudios con intervención de ejercicio de media o larga duración, en adultos sanos. Los resultados muestran una asociación positiva entre la actividad física y la condición aeróbica sobre la diversidad y composición microbiana, mientras que las intervenciones en ejercicio parece que influyen positivamente en la composición microbiana. Sin embargo hay que destacar la heterogeneidad de los estudios examinados.
Los autores de esta publicación, que trabajan en las universidades de Granada y Leiden destacan la importancia de promover cambios en la composición de la microbiota intestinal a través de la realización de ejercicio físico como parte de un tratamiento no farmacológico para mejorar la salud.
Firman este artículo, por parte de la Universidad de Granada, las investigadoras Lourdes Ortiz Álvarez y Huiwen Xu. Junto a ellas, ha participado Borja Martínez Téllez (Leiden University Medical Center).